El museo invita a revisar la obra de Javier Gómez, Su carrera artística comienza en la década de los 80 como autodidacta, quedando atrapado por el vidrio desde entonces.

Durante los más de 30 años que Javier Gómez ha trabajado con la escultura no ha cesado de experimentar con el vidrio plano, utilizando simples láminas superpuestas, cortadas, pulidas y pegadas. Incluye en ocasiones elementos expresivos, como el craquelado, el grabado al chorro de arena, o pequeñas burbujas de aire atrapadas, además de cortes en frío, para conseguir superficies erosionadas y degradadas, donde la luz se condensa intencionadamente provocando inesperados efectos plásticos. Su obra puede definirse dentro de la abstracción, aunque con ciertas resonancias orgánicas que parecen pertenecer a un lejano universo creado por él.

El recorrido se articula entorno a dos etapas, el periodo comprendido entre 1986 y 1999, marcado por su relación con el movimiento cinético y el geometrismo, mediante la superposición de planos secuenciales que se despliegan en el espacio y el segundo, a partir de 1999 la obra de Javier Gómez se aleja de la apariencia dinámica de la primera fase para buscar nuevas formas de expresión, acercándose cada vez más a una escultura en bloque, de apariencia sólida y resistente, donde las láminas de vidrio ahora de vidrio “float”, extra claro, se recogen y el color se incorpora en sus obras, a base de negros, rojos, rosas, azules, etc. Obrasperfectamente pulidas con acabado translúcido y cromatismo matizado por la luz, con apariencia translucida en los rebordes y más intensa en las zonas centrales.

Paloma Pastor Rey de Villas